En un giro inesperado, Perú, seis años después de su histórica clasificación a la Copa del Mundo de Rusia, se encuentra en la otra cara de la moneda: es el colero absoluto en el vecindario sudamericano de fútbol. La euforia y la unión que generó aquel logro ahora parecen difuminarse en una realidad decepcionante para los fanáticos peruanos.
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En las últimas cinco fechas de las eliminatorias sudamericanas, Perú ha enfrentado dificultades notables, incapaz de anotar un solo gol. La vieja normalidad de ser considerado el último en la tabla clasificatoria contrasta con la reciente gloria que vivieron los aficionados cuando la selección peruana logró el pase al torneo mundialista en 2018.
El panorama actual ha desencadenado una serie de reflexiones sobre el rendimiento del equipo y la dirección técnica. Se busca comprender qué ha cambiado desde aquel momento triunfal hasta la actualidad, donde la falta de goles y los resultados negativos han marcado el camino de la selección.
La transformación de héroes nacionales a la posición de colistas plantea interrogantes sobre la gestión del fútbol en el país, así como sobre la calidad del plantel y la dirección estratégica del equipo técnico. Los fanáticos, que hace seis años celebraban con orgullo, ahora enfrentan la disyuntiva de cómo revertir esta situación y devolverle a Perú la relevancia que merece en el ámbito futbolístico sudamericano.
La travesía del equipo nacional se convierte en un relato de altibajos, donde la euforia pasada se ve desafiada por la cruda realidad presente. Analizar las causas de este declive se vuelve esencial para comprender cómo una selección que logró la hazaña de clasificar al Mundial ha caído al último lugar en las eliminatorias.
La incertidumbre rodea a la afición peruana, que anhela el resurgimiento del equipo y la recuperación de la competitividad que alguna vez mostraron. Este capítulo, marcado por la nostalgia de los logros pasados y la urgencia de cambios, refleja una nueva normalidad que dista mucho de la celebración que unió a Perú hace seis años.
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